Las chinelas de agüela


por Ima Ríos

¨Paso hormiga... paso elefante... paso hormiga... paso elefante¨. Las chinelas de agüela estaban bien gufiás, eran todo lo que yo miraba en aquella marquesina llena de juegos inacabables. ¨Flores y conventos, conventos y flores, que vayan y vengan y no se detengan¨. Eran azules y rojas y rojas con azul, también tenían verde y amarillo. Eran multicolores. ¨Enano. Gigante. Enano. Gigante¨.  Combinaban con su sonrisa y su carácter... y con mis ansias de querer ser como ella. ¨Simón dice que...¨. Las chinelas de agüela estaban súper gufiás, mano.  


Y lo siguen estando. Ya no bailan el chequimorena y dan pasos medios cansados, pero insisten en ser pasos grandes, pasos de guerreras, pasos que hacen patria. Y yo persisto en que sean lo único que veo cuando estoy frente a ella. Sus pasos, sus chinelas. Su alegría siempre eterna. El Alzheimer cambia el son de sus pasos diariamente, pero aún así bailan el ritmo sabrosón de la plena.  Esas chinelas están bien gufiás, mano. Siempre quise ponerme en ellas, pero mi paso siempre ha sido demasiado pequeño.
Imagen de Castorillo